PARTICIPACIÓN CIUDADANA PARTE FUNDAMENTAL EN LA ESTRATEGIA DE ECONOMÍA CIRCULAR

PARTICIPACIÓN CIUDADANA PARTE FUNDAMENTAL EN LA ESTRATEGIA DE ECONOMÍA CIRCULAR

Por Maria Luz Díaz, Docente y consultora ambiental de Cerem International Business School

Las organizaciones que apuestan por la denominada economía circular suelen alinearse con el modelo de negocio conocido como startup, uno de cuyos rasgos de identidad es su capacidad de mutación para su óptima orientación al desarrollo productos o servicios enfocados a las necesidades o expectativas del mercado y por ello dirigidos completamente al cliente y usuario.

El papel que la tecnología juega en este sentido es esencial, imprescindible en el ámbito delimitado por este nuevo paradigma. Lo cual casa perfectamente con el uso integral que de la misma hacen los jóvenes, los denominados nativos digitales en el contexto de la cuarta Revolución y la Industria 4.0. Por todos son conocidas las aplicaciones que permiten el comercio colaborativo, como las que facilitan de forma cómoda y rápida compartir un vehículo o comprar a precio sensiblemente más económico alimento a punto de caducarse.

Sin embargo las ventajas ambientales aportadas por la economía circular no se limitan a la optimización del uso de los recursos naturales mediante el uso de la materia prima secundaria sino que ha de tenerse también en cuenta la minimización en la producción de residuos que tienen un impacto ambiental muy significativo y adverso, manifestó Maria Luz Díaz, docente y consultora ambiental Cerem International Business School.

Existen estudios muy serios que aseveran que la tercera parte de los alimentos producidos en el planeta acaban convertidos en deshechos, bien debido a las deficiencias en las cadenas de producción y/o transporte, bien debido a las malas prácticas de los consumidores. Todo ello en un planeta en el que millones de personas presentan problemas de salud en relación directa con su desnutrición.

Otro ejemplo claro lo tenemos en la gestión doméstica de la energía, que es capital para nuestro estilo de vida. Los hogares consumen casi un tercio de la energía mundial y contribuyen a la quinta parte de las emisiones CO2. Un gesto tan simple como la apuesta por bombillas de alto rendimiento supondría un ahorro mundial de más de 100.000 millones de dólares americanos al año.

La economía circular supone cambios en la producción y también en el uso, que en este nuevo paradigma es un concepto más apropiado que el de consumo, lo que podrá suponer de hecho modificaciones en los patrones para las que se hace esencial la participación ciudadana.

Es por ello necesario sensibilizar a la población para que sea protagonista de este cambio de paradigma y actúe en consecuencia. Para ello deben de ponerse en práctica medidas en la publicidad, forma de presentación de las normas de uso o el etiquetado.

¿Qué pasaría si la ciudadanía y las empresas conocieran los residuos que generan y los impactos de estos sobre el medio ambiente y la salud humana?

¿Y si pagaran la tasa de residuos según su generación y recibieran incentivos en sus facturas por disminuir la cantidad de desechos y facilitar su reciclaje?

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